27 sept 2011

Dios los cría y Coti los amontona

 Coti, quien pesar de los esfuerzos de Clara y su socia Soledad, se resistía abandonar el ring, mantenía a buen resguardo los anteojos azules para cuando los necesitara
Clara y el Capitán que habían sobrevivido a la maldición de los dioses, no pudieron resistir su insidiosa, constante e inadvertida intromisión.
Mientras Clara ingenuamente disfrutaba de la compañía del Capitán, Coti trocó sus lentes recetados por los azules deformadores de la realidad.
Con los embusteros lentes puestos Clara no pudo distinguir los imperceptibles signos del mal que lentamente iban apoderándose del Capitán. Cuando lo descubrió, era tarde, el señor había sucumbido a la posesión maligna machista, haciéndola cargo a ella de las debilidades que él no podía asumir.
Entonces Clara, claramente y sin dudar, con un limpio tajo de su espada mágica cortó por lo sano el lazo de la dependencia.
Y así fue como Coti llorando desconsolada regresó, por el efecto de una poderosa y veloz patada a la cocina, sitio del cual nunca debió de haber salido.
                                                
                                                               Laura Bogetto

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