24 dic 2012

Cuentito de Navidad


En  Navidad me suceden cosas extrañas y contradictorias.
Si bien, estas fechas me ponen en un estado intranquilo y melancólico. Cuando llega la Nochebuena, quizás mágicamente, vaya uno a saber, mi ánimo se calma y la paz me va invadiendo, junto con un dulce sentimiento de unidad universal.
Y es aquí cuando la historia comienza, envío diversos mensajes de salutación a través de los múltiples medios actualmente disponibles.  Escribo por celular a ex novio  mi deseo de paz y amor, él responde que lo que desea es a mí….
Correo electrónico a ex novia de mi hijo, responde por el mismo canal, -ahora estarás contenta porque él me dejó….
Posteo en feisbu  frases célebres sobre la efeméride navideña y me responden con invitaciones non sanctas….
Por todo lo antes expuesto, les aconsejo lo siguiente volvamos al antiguo saludo cara a cara . Con abrazos reales, apretones  de manos concretos y miradas a los ojos que son los únicos que no pueden mentir.
Feliz Navidad real y no virtual!!! Rodeados de gente querida y elegida.                     
                                                                                                      Laura Bogetto

16 dic 2012

Inesperadas derivaciones de esperadas situaciones

 Noche de luna llena, propicia para el romance y los lobizones.
Su reflejo en el quieto espejo líquido del río transmutaba en plata todos los objetos que tocaba, como un devaluado Rey Midas argentino.
Clara ansiosa, dejó sola a Soledad durmiendo en casa, tomó su cartera, su cepillo de dientes y su medicamento para la tiroides y salió acicaladamente perfumada y limpia al románticamente convenido encuentro con su brioso capitán.
El antedicho encuentro había sido planificado con esmero en tiempo y forma hasta los más mínimos detalles por el caballeroso marino.
El lugar elegido para el affaire era el casco de una antigua fragata abandonada que según los dichos populares transmitidos de generación en generación y de padres a hijos, había sido hace muchos, muchísimos años atrás un barco pirata, cuyos tripulantes asaltaban, diezmaban y robaban para la Corona. Cuando la nave arribó a estas costas encalló y sus ocupantes se dispersaron por este paraje fértil para el enriquecimiento rápido, inescrupuloso e impune. Actualmente los numerosos descendientes ya no se pueden diferenciar de los lugareños.
El capitán decoró el nido de amor con costosas sedas, cojines de plumas y velas aromáticas, que iluminaban eróticamente, con danzantes sombras, la estancia.
Cuando los lánguidos amantes estaban disfrutando perezosos, de sus cálidos besos, lentas caricias y susurros insinuantes, ofreciéndose mutuamente con los labios deliciosos dátiles y exquisitas frutas exóticas. El señor, emitiendo un espeluznante y repentino ronquido de yeti, se atoró con un rebelde carozo inoportuno que fue a alojarse, sin pedir permiso, en su glotis.
El casi cianótico jadeante capitán se ahogó.
                                                                                         Laura Bogetto

17 nov 2012

Detrás de la cascada

El agua cae a chorros salpicando de suave espuma las rocas donde estoy asomada. Piso el borde cubierto de musgo, mis zapatos de ciudad resbalan, pierdo el equilibrio y caigo blandamente, como en cámara lenta.
Al caer atravieso la acuática cortina, cuando logro ponerme en pie, me enceguece el brillo, estoy en una cueva como la de Alì Babà rodeada de cofres de oro repletos de gemas de intensos colores y tapices de seda con paisajes exóticos que parecen tener vida. No lo parece, están vivos.  Me acerco al primero que reproduce un castillo como el que había conocido en un pueblito de Alemania del cual ya no me acuerdo el nombre. Me atrae, me absorbe  y de golpe estoy dentro del castillo vestida de princesa.
Y en ese instante es cuando me pregunto.
¿Qué carajo estoy haciendo vestida de princesa?
 Ese cuento lo conozco y ya no me interesa.
Si puedo elegir prefiero ser cortesana, con menos obligaciones y más placer.
O hermanastra fea que se queda soltera y ahora viaja por todo el mundo contando la historia de la afortunada Cenicienta, la feliz elegida del príncipe, quien se quedó criando hijos, mientras ella cobra los derechos de autor.
O la egoísta y malvada madrastra quien se ocupa de su belleza, de sí misma y no deposita todos sus intereses en el banco real.
Levanto mi copa de champagne y junto a la Reina de corazones, brindo, bailo  y celebro,  por todas las malvadas.
Para que nos libren del hechizo de las bellas y bondadosas heroínas de los cuentos de hadas. Ellas son las villanas, verdaderos genios del mal cubiertos con piel de cordero, quienes nos han conducido alegremente al matadero de nuestros deseos.
                                                                                              Laura Bogetto

3 nov 2012

Reserva ecológica

Reservar, guardar para mañana. Mamá siempre decía, guardo una reserva por si necesito más adelante.  Ahorrar, tener garantías. Todavía me acuerdo de la libreta que me regalaron con orgullo en la escuela con estampillas para ahorrar para el futuro. Cuando el tiempo pasaba  lentamente, cada día era eterno y llegar a mi cumpleaños o a la fiesta  de reyes era casi una utopía.
Pero ahora que la expectativa de vida es más larga, paradójicamente vamos detrás de lo inmediato.  Todo tiene que ser hoy, lo de ayer ya no sirve.
 Esta digresión se produjo  por el título, en realidad quiero escribir un relato sobre la reserva que toda mujer debe tener. A la que denomino ecológica porque ayudaría a mejorar la calidad de vida de nuestro mundo. Es sabido que a pesar de los numerosos movimientos de liberación femenina, de lo leído, escuchado y declarado, las mujeres seguimos pensando en el príncipe que nos va a complementar haciéndonos felices o por lo menos más de lo  que en realidad somos.  Este noble señor debe poseer ciertas características reales o imaginarias de salvador (¡Ay Freud!!!!) imposibles de  sostener durante mucho tiempo, por lo tanto tarde o temprano cae. Y ahí viene mi consejo, en estos tiempos de reciclado, no hay que desechar nada o lo menos posible. Exceptuando algunos especímenes descartables  o imposibles de reutilizar, mantengamos nuestra reserva ecológica. A que llamo “reserva ecológica”, a aquel novio que nos deslumbró con su carisma y seducción que se va y vuelve. Al cual hay que mantenerlo stand by, por las dudas, una nunca sabe cuando lo va a necesitar.
                                                                                                      Laura Bogetto

26 sept 2012

Noche de sábado

Luego de llevar a mi hija y amigas a una fiesta, me preparo para salir yo. Me arreglo y parto sola rumbo a Unicenter. Llego, hago la fila para sacar las entradas, elijo la peli, me dan el ticket.
Voy a comprar cigarrillos. Bajo dos escalones, mi  sandalia plateada se rompe, quedo renga. Así arrastrando un pie llego al cine. Excelente Sean Penn,  con la fuerza que lo caracteriza transmite las emociones de su personaje.
Salgo de la sala con el zapato en la mano. Tomo una lágrima en un café, diosa cuando estoy sentada, cuando me paro parezco lisiada rengueando con mi pie izquierdo.
Llego al estacionamiento tengo el auto a mil metros diluvia, yo descalza y sin paraguas.
Camino  arrastrando el zapato hasta otra salida, llego, esta anulada. Regreso a la anterior, me descalzo y corro bajo la lluvia, empapada pero muerta de risa.
La lluvia es solo agua.
Me río bajo el chaparrón, no me importan mis pantalones blancos, disfruto de las gotas deslizándose sobre mi cara.
Divina noche de sábado, acompañada por la persona que mejor me ama.

                                                                                       Laura Bogetto

10 sept 2012

El soldado

            Clara cargando la máquina de escribir salió a la densa oscuridad del túnel. Se detuvo frente a una pesada puerta de madera noble y diseño austero.
Parada en el umbral escuchó pasos de botas y choques de espadas. Lo cual era lógico ya que era la puerta del soldado.
Dejando su carga en el suelo golpeó con el aldabón de bronce con forma de león.
Los ruidos cesaron, la puerta se abrió con un chirrido de sus goznes oxidados
Y... se asomó el joven más bello jamás visto.
De cabello oscuro, ojos transparentísimos que cuando miraban el cielo empalidecía de envidia, alto, altísimo, atlético, fuerte.
 Ni Brad Pitt, ni Jude Law ni siquiera Clive Owen podían competir con él.
Su belleza era irradiada por todos sus poros  Formando un aura blanca, brillante y luminosa que lo rodeaba.
Y cuando habló con una voz cálida, varonil, suave como el terciopelo, Clara sintió que lo conocía de toda la vida.
-¡Hola! Me llamo León, La saludó con una venia de su mano derecha e inclinándose con una reverencia la invitó a pasar.
Ella con una soltura que hasta ese momento desconocía, lo saludó con un beso diciéndole: -Me llamo Clara, soy vidente, estoy buscando mi vocación y me parece que te conozco de toda la vida o aún más de vidas anteriores. Además te aconsejo que le pongas aceite a las bisagras para que no despiertes a tus vecinos.
-Hermana, le respondió León. Yo siento lo mismo. Nuestra relación se remonta a viejos tiempos.
He regresado para ayudarte aunque nunca me fui, siempre estuve dentro de ti solo que no me veías. Y agradezco tu consejo, hoy mismo iré a la ferretería a comprar el óleo.
Le dijo mirándola con sus ojos transparentes y cálidos como el Mar Caribe que ella había conocido varios años antes del naufragio.
-¿Cómo me ayudarás? Preguntó Clara
-Por supuesto con lo que conozco, mi oficio. Te enseñaré a encontrar las armas con las que puedas armarte y defenderte.
Y tomando su espada luminosa, similar a la de los Jedi de la Guerra de las Galaxias se la dio.
Clara la tomó y una energía poderosa la revistió de fortaleza.
León la abrazó fuertemente con el abrazo contenedor que Clara había soñado noche tras noche durante muchos años hasta que no recordó más sus sueños.
La miró por última vez con sus ojos celestes que hacían palidecer al cielo de envidia.
Y agregó: -continúa tu camino, nunca más tengas miedo, porque el miedo es como el gas que alimenta a un muñeco Michelín haciéndolo parecer inmenso, imposible de vencer, pero con un simple pinchazo se desinfla hasta convertirse en una caricatura.
Clara tomó su espada mágica, lo abrazó nuevamente con un abrazo de oso como corresponde que se abrace a un león y se retiró.
                                                                                  Laura Bogetto

2 ago 2012

Sol

Sol, luz, tibieza,
piel, cuerpo, suavidad,
tocar, sorber, lamer,
fricción, sudor, gemido,
temblor, suspiro, fuego,
saltar, volar, desprender,
entrega, olvido, gracias.
                           Laura Bogetto

15 jun 2012

ARRAIAL D'AJUDA—BRASIL

            Tus tibias aguas me cobijan generosas en tu mullido útero marítimo. Devolviéndome renacida a la playa.
            Tus doradas arenas acarician mi piel.
            Con tu música sensual bailan hasta los paralíticos.
            El erotismo de tu danza despierta la libido de los difuntos.
            La diversidad de tus habitantes rompe con mis argentinos prejuicios. Me reciben hospitalarios, ellos extranjeros en sus países de origen ahora ciudadanos de Arraial, conviviendo con los nativos sin distinción de género, edad, clase social, poder económico. Solo humanos disfrutando de la compañía de otros humanos.

Para Mariano un niño en cuerpo de hombre. Y para Firulaiz su perro manso con los prejuicios que no poseía su amo.

  Firulaiz
Pequeño cusquito callejero, oscuro con toques de luz, pelo duro y tieso, se apoltrona sobre mis pies cuando me siento en el umbral del local donde diseña la ropa Mariano. Y ahí permanece inmóvil, dormido, como muerto sin que nada ni nadie lo perturbe. Ni las conversaciones, ni la incesante muchedumbre que circula por la calle, ni los amigos que se acercan a saludar, Cristina la andaluza de Córdoba quien con su dulce acento dibuja historias en los cuerpos, ni el joven músico argentino que nos cuenta su búsqueda espiritual, ni los artesanos brasileros que nos regalan su arte, perturban su sueño.
            Pero, súbita e inesperadamente, Firulaiz se despierta ladrando como un mastín embravecido y sale disparado como una saeta corriendo detrás de un pordiosero.
            Yo atónita no comprendo su transformación y Mariano resignado dice: -es un perro racista.
            Firulaiz regresa y mansamente vuelve a dormirse sobre mis pies.

                                                                                                  Laura Bogetto



28 abr 2012

Soy

Te quiero, lo sé.
Salgo de casa
corro detrás de un sueño compartido
me equivoco
es solitario, siempre
Soledad me lo ha dicho
eres  como un galgo corriendo un señuelo
una y otra vez compro el cuento de Cenicienta
no hay más en stock.
Te quiero, lo sé
tengo nombre de flor, también su perfume
aroma ancestral.
sangre femenina me recorre
linaje real
agua y luz
transparencia luminosa.
Te quiero, lo sé.
Me enseñaron a no hacerlo
te castigué, postergué, vacié.
Regreso al hogar, estás
las llamas te iluminan,
junto al fuego, tu imagen crece.
Te quiero, lo sé.
Te quiero, me quiero.
Soy.
                                                                     Laura Bogetto

2 feb 2012

EL NAUFRAGIO

Capítulo Primero
Los anteojos azules
Se hundió irremediablemente, el naufragio fue lento y anunciado durante más de veinte años.
            Ella era una niña dulce, inquieta, inteligente, insegura, buscaba amor y no sabía como pedirlo.
            Fue entonces cuando escuchó el cuento de Cenicienta y lo creyó.
            Se enamoró perdidamente de un Príncipe Azul y depositó todo en él. Su vida, sus alegrías, sus tristezas, sus esperanzas, sus deseos, sus frustraciones, sus anhelos, sus logros.
            Cuando sucedió el naufragio, y como estamos en Argentina y no hay ningún banco seguro, estos depósitos se perdieron.
            La niña se quedó vacía….Bueno, casi…
Porque como era vidente durante más de veinte años estuvo preparándose para sobrevivir en la catástrofe.
Bueno, pero volviendo al Príncipe, su color Azul con el tiempo se fue destiñendo virando a una tonalidad pardusca amarronada.
Pero Clara, así se llamaba la niña devenida en mujer, se esforzaba mucho, mucho para continuar viéndolo de color Azul.
Para eso se compró unos lentes azules que le permitían ver la realidad como ella deseaba que fuere.
Pero un domingo igual que todos los domingos grises y monótonos de su existencia… la catástrofe se desató.
Clara fue bruscamente empujada por su perro Sultán que, intuitivo como todos los animales, presintió lo que sucedería y enloquecido por los truenos huía.
Por el impacto sus anteojos azules se cayeron.
Clara observó que la realidad ya no era más azul, su Príncipe no era un príncipe, era un bufón de color marrón.
Los vientos provocaron lluvias, las lluvias inundación, la casa transformada en barco, se hundió, solo quedó el mástil al cual Clara continúo aferrada con una mano buscando con la otra los lentes azules perdidos.
La tempestad fue disminuyendo, las aguas se fueron calmando, el viento era una brisa.
En el horizonte se vislumbraba un chinchorro, Clara lo llamó, el bote se acercó, en la cubierta había un marinero quien la ayudó a subir a bordo.
Ella le agradeció y de pronto flotando en la corriente vió sus anteojos, contenta se los puso y OH!!! ¡Qué maravilla!!! Un hombre asombroso la había rescatado del naufragio.
Feliz se aferró a él, su salvador, hermoso, perfecto, elegante.
El chinchorro se transformó en barco y el marinero en un intrépido capitán capaz de realizar las más riesgosas hazañas para rescatarla del malvado bufón y de los avatares de la vida.
 Pero como nada es perfecto y lo bueno dura poco, el huracán se reavivó, el chinchorro se hundió, los anteojos desaparecieron en las embravecidas aguas para siempre y el marinero huyó dejándola sola.

            Y así fue como Clara descubrió que si se quería salvar debía aprender a nadar.


NUNCA ES TRISTE LA  VERDAD  LO QUE NO TIENE ES REMEDIO. Joan Manuel Serrat. El “gurú”

                                                                          Laura Bogetto

8 ene 2012

Women ceremony (ceremonia de mujeres)

Mujeres seres luminosos creadores de vida.
Juntas somos un aquelarre, alrededor del fuego sostenemos la llama.
Juntas asustamos con nuestra fuerza, generamos energía brillante que espanta el miedo.
Ese miedo ancestral con el cual nos han dominado, alejándonos de nuestro ser interior.
Juntas nos reímos, juntas lloramos, juntas somos invencibles.
Mantengamos encendida la antorcha que desde el inicio de los tiempos sucesivas generaciones de mujeres en ceremonias secretas, ocultas para sobrevivir a la persecución, la hoguera o la lapidación mantuvieron viva.
Ahora ha llegado a nosotras alimentémosla para que luego, como en una carrera de postas, ardiente y vital, pase a nuestras hijas.

                                                                                 Laura Bogetto